jueves, 4 de febrero de 2021

Correspondencia e Intercambio

          La correspondencia se entiende como un “acto de comunicación”, entre personas, mediante el intercambio de cartas; ello implica la existencia de una relación de complementación, concordancia, equivalencia o simetría.

          Ahora bien, el “intercambio filatélico” (sea por correspondencia o presencial), supone cierta reciprocidad y condiciones de canje entre “corresponsales”… obsérvese que no digo “colegas filatelistas”; … durante 58 años… he recibido sellos y material filatélico a cambio de cabeceras de diarios, cajas de fósforos, calendarios de bolsillo, casetes, discos, entradas al beisbol, al cine, al circo y otros espectáculos, estampas religiosas, flores secas, información, libros, sobres de azúcar, tapas corona, tarjetas postales, tarjetas telefónicas, tickets del metro, … un apretón de manos, un café o, simplemente, las gracias. (amor con amor se paga)

          Ciertamente, ayudar, complacer o prestar un servicio a otra persona por amabilidad, amistad o afecto es hacer un favor; favorecer. / Pero, ¡un momento!; entre 1975 y el 2018, calculo haber enviado unas 16.000 cartas y haber recibido otras tantas, en cuyos sobres, soy el destinatario. ¿Es pecado ser y estar favorecido por haber actuado desde la amistad?; Ortega y Gasset nos dice: “soy yo y mis circunstancias”… o, debemos hacernos otra pregunta: ¿es pecado no haber comprado el 99 % de los ejemplares de tu colección? … anda a comprar y verás cuanto te piden; intenta vender y sentirás…

          Podría contar con los dedos de las manos las pocas veces que he comprado sellos postales en el comercio filatélico; lo cual reduce el acto de “colección” a dos opciones: comprar en oficinas de correos o intercambiar (lo que otros “alguna vez compraron” en oficinas de correos); con lo cual, “ser yo y mis circunstancias” se traduce en: estampillas nuevas (sin usar) y sobres con “esas” estampillas usadas para el franqueo de verdaderos envíos.

          … parece que los matasellos de favor no entran en dicha categoría; parece que los FDCs que no han circulado tampoco./ Al respecto, hace pocos días presencié un debate telemático en el que se decía que algunas administraciones no permiten la puesta en circulación de FDCs. Y, ¿cuál es el problema…?, simplemente, tómalo, sal de “allí” y ¡échale en el buzón! … (antes, de ser necesario, completa el franqueo).

          … cuando me faltaban 24 estampillas para completar Venezuela, mis corresponsales ya “no tenían como hacerme el favor”; … yo nunca antes había estado en una subasta, entonces fui a mirar… Inmediatamente comprendí que si lo que yo tenía para dar a mis corresponsales no podía ser correspondido ante la ausencia en ellos de lo que yo necesitaba…; la subasta podía también ser mi “corresponsal”… y, como todo funciona de la misma manera, no había nada que inventar; enviando a mi nuevo corresponsal ejemplares que podían ser de interés para otros, sólo tenía que esperar que alguno de los 24 que yo necesitaba apareciera… Pero, como sólo compro sellos en correos, ahora no se trata de pujar en subasta; se trata de que, cuando “la casa” no venda, lo que “yo tengo a favor” sirva -al cierre- para “un intercambio” a precio de salida. Así, en el año 2009, completé mi colección.

Jesús Moret y Ferrer, 4 de febrero del 2021.